Hace ya bastantes días que hemos pasado la Semana Santa. Una semana esperada por mucha gente, bien por su afición a las procesiones, o simplemente por disfrutar de unos días de merecidas vacaciones. La Semana Santa en Zamora, es algo especial. Hay bastantes procesiones, y puedo asegurar que hay gente que las ve todas. Yo no es que sea muy aficionado, y mucho menos devoto de la Semana Santa, pero confieso que algo me gusta. Lo malo es que si quieres ver una procesión en primera fila, la mayor parte de las veces, te toca estar un buen rato de espera.
Este año estuve viendo la procesión de “La Borriquita”, el domingo de Ramos. Es una de las que menos cofrades van, pero en cambio puede entrar cualquier persona. Lo típico es que los padres salgan con los niños, con los ramos de laurel o las palmas en la procesión. La banda de cornetas de la Cruz Roja abre el paso, y después vienen los cofrades, cruces y el paso de “La Borriquita” que es de los pocos que van con ruedas. Por ambos lados de la calle, van los padres con sus hijos, vestidos como se suele decir “de domingo”, y cierra la banda de música de Zamora. Me gustó bastante como interpretó la Cruz Roja, el Bolero de Algodre. Nunca lo había escuchado con la música de las cornetas y era muy bonito. Entraron tocándolo en la Plaza Mayor.
El Miércoles Santo se celebra una de las procesiones más típicas de Zamora, la de la Real Hermandad de Penitencia del Santísimo Cristo del Amparo, más conocida como la de “Las Capas Pardas”. Tiene como principio y fin la iglesia de San Claudio de Olivares, y la verdad hay momentos en los que se te pone la piel de gallina, al ver a los cofrades pasar. Van ataviados con las típicas capas alistanas, con la capucha echada. Solo se oye el tintineo de los faroles que llevan en sus manos, el sonido de las cornetas muy suaves, y de vez en cuando la carraca. La verdad es algo sobrecogedor. El único paso de la procesión es el del Santísimo Cristo del Amparo.
El Jueves Santo, por la mañana, sale la cofradía de las Damas de la Esperanza. En un principio pertenecían a la cofradía del Via Crucis, pero ahora ya es una cofradía independiente. Y es que la imagen que acompaña esta procesión, la de la Virgen de la Esperanza, sale acompañando al Nazareno del Via Crucis, el Martes Santo, de la Catedral donde descansa todo el año, hasta el Convento de las Dominicas Dueñas de Cabañales, de donde sale el Jueves Santo, para volver a la Catedral. Sobre un millar de damas y 200 cofrades forman esta procesión. Las damas la encabezan, con abrigo negro, mantilla negra, y guantes blancos, además de la vela y la medalla de la cofradía. Los cofrades, con túnica y caperuz blanco, y capa verde.
Otra procesión que me gusta es la del Jueves Santo por la tarde, la Vera Cruz, pero este año, la lluvia no dejó que finalizara y apenas pudo hacer recorrido. Una pena. Y es que caiga en la fecha que caiga la Semana Santa, siempre llueve.
La cofradía de Jesús Nazareno, vulgo Congregación, que sale la madrugada del Jueves Santo al Viernes Santo, a las 5 de la mañana, es otra que ya tenía ganas de ver. Evidentemente, no madrugué para ir a verla, sino que hice tiempo hasta que llegaron las 5 y media de la mañana. Empezó tarde, porque estaban mirando si salían o no debido a la amenaza de lluvia. Al final salió, aunque acortando su recorrido. Pasó bastante rápido, y pudimos ver uno tras otro los diferentes pasos que salen en la procesión. Me quedé con ganas de ver la parada en las Tres Cruces y la posterior reanudación de la procesión, donde todos los pasos le hacen, uno a uno, la reverencia a la Virgen. Pero en fin, otro año será, si el tiempo lo permite.
Aunque hay una procesión que es especial. No es de Zamora capital, sino que es de mi pueblo, Uña de Quintana. Estoy hablando de la procesión de la Soledad, el Viernes Santo por la noche. Es una procesión a la que acude la gran mayoría del pueblo, y no recuerdo ningún año que no haya salido. Recuerdo hace un tiempo, que el párroco dijo que no se celebraría, ya que tenía compromisos en otra de las parroquias que llevaba, y aún así la procesión se celebró. Los vecinos sacaron a la Virgen como de costumbre, con el mismo respeto y silencio. Cuento como es la procesión. En cabeza sale la cruz escoltada por dos faroles, que portan hombres del pueblo. Detrás de ellos, todos los hombres que deseen ir en procesión. Más atrás, la Virgen de la Soledad, portada por mujeres. Aquí hay verdadera “devoción” por llamarlo de alguna manera, y la gran mayoría de las mujeres quieren llevar a la Virgen, por lo que cada una está portando no más de dos minutos, y ya digo mucho. Detrás de la imagen va el cura, y detrás todas las mujeres. Al llegar a la iglesia los hombres suben a la parte de arriba de la Iglesia (la tabluna) y las mujeres se quedan abajo. Es ahí cuando llega la parte más emotiva de la noche, el canto de la “Salve Dolorosa”. Las mujeres cantan las estrofas, y los hombres el estribillo (Salve Dolorosa, tu eres el amparo, de los afligidos y desamparados). Es precioso. Esa es mi procesión, la que más me gusta. No será la más bonita, ni la más emocionante, ni tendrá los pasos más logrados, pero es la mia. Es la que he visto desde pequeñito, y que seguiré viendo años tras año.