jueves, 23 de junio de 2011

XXII CONCENTRACIÓN DE GIGANTES Y CABEZUDOS, BRAGA (18-19/06/11)


Este año tuve el placer de ir a Braga con el grupo de Gigantes y Cabezudos de Camarzana. Es una de las mejores concentraciones de Europa (este año era la XXII edición), donde acuden muchísimos grupos, tanto de Gigantes, como bandas de percusión, muy típicas en Portugal. Cinco de los grupos procedían de España: la A.C. Tradición y Música Popular de Zamora, Capitonis Duri también de Zamora, la A.C. Amigos de los Cabezudos de Corrales del Vino, la A.C. La Candonga de Mombuey, y nosotros, la Asociación Amigos de los Gigantes de Camarzana de Tera. Había oído maravillas de esta concentración, pero todo se queda corto al lado de estar allí.
El sábado por la mañana llegó autobús a Camarzana, procedente de Zamora, donde había recogido a parte de la gente del grupo que vive en la capital. Salimos puntuales, y recogimos en Mombuey a los chicos y chicas de La Candonga, ya que hicimos el viaje juntos. Los gigantes y cabezudos, iban en un furgoneta aparte. El viaje entre unas cosas y otras, duró 3 horas y pico, incluida una paradita en A Gudiña para tomar un apetitivo y estirar las piernas.
Nunca había estado en esa zona de Portugal, y me sorprendió ver la extensión de la ciudad. Es una ciudad grande, de 175.000 habitantes, pero no hay grandes edificios, así que son casas que se expanden por un terreno amplio.
Después de aparcar el autobús, nos fuimos a comer, y más tarde a las instalaciones de la Universidad do Minho, para montar los gigantes. Allí era donde iban a estar expuestos durante todo el fin de semana. Cuando estábamos en plena faena de montaje, ya se empezaron a escuchar los sones de las dulzainas y las gaitas. Diferentes grupos de Portugal y Zamora iban llegando y se hacía notar sus sones.





Una vez montada la exposición, y después de dar un paseo por las calles céntricas de la ciudad, llegaba el momento de dejar las cosas en el lugar donde íbamos a dormir, que no era otro que el cuartel militar de Braga. Dos barracones estaban habilitados para los grupos de Zamora (excepto los de Zamora capital, que los hospedaron en un albergue), y para los grupos portugueses de fuera de Braga. 
Después de habernos instalado, salimos nuevamente para el centro de la ciudad, y tras la cena, sacamos los gigantes para comenzar el pequeño desfile. Gaitas y dulzainas empezaron a sonar, mientras el Rey, la Reina, el Campesino y la Campesina (vamos, los gigantes del grupo de Camarzana), dieron su primer paseo de este año por las calles de Braga. Había bastante gente por las calles (nada comparado con lo que iba a ser el domingo) viendo pasar el desfile. Los gigantes se habían quedado en la plaza, para hacer una pequeña muestra, y los músicos seguimos hasta otra plazoleta, junto al grupo de Corrales, y un gigante que iban a presentar en sociedad ese día. Allí tocamos y bailamos unas jotas, para un rato después, volver a subir a la plaza principal.
Allí precedidos del sonido de un grupo de tambores, fuimos entrando uno por uno los grupos participantes. Terminaba así la primera jornada del encuentro.
La mañana del domingo la tuvimos libre, así que la empleamos en pasear por la calle, tomar algo en las terrazas y ver una exposición de coches antiguos que había en la plaza. A mediodía tuvo lugar la recepción de los participantes, pero a la misma solo acudió una mínima representación de la asociación, y por supuesto el presidente, Herminio.


Después de la comida, y tras relajarnos en el parque que había al lado de la Universidad y la plaza, dio comienzo el desfile. Bueno, no era el desfile en sí, sino que era el traslado de los gigantes desde el lugar de exposición, hasta el punto de partida del desfile. Una vez colocados en el punto de partida, comenzó el plato fuerte. Multitud de participantes, (según la prensa local, más de mil personas desfilaron) iban pasando por las calles de Braga. Nosotros pudimos ver solamente a los que pasaron por delante de nosotros, mientras esperábamos para salir. Sobretodo grupos de percusión. Los había de todo tipo, pero sin duda, uno de los que más aplausos se llevó fue el compuesto por niños, que no tendrían más de cuatro años. Eso es formar la cantera, si señor. Un detalle en el que me fijé, es que los muñecos españoles, están mucho más elaborados que los portugueses. Estos son más toscos, más rudimentarios, mientras que los españoles cuidan más los detalles de elaboración y vestuario. También me llamó la atención, unas serpientes y dragones, del estilo de los que salen en la pelis de chinos. Eran muy llamativos.
Y así nos llegó el turno de salir. Delante la bandera de la Asociación, las gaitas, y los cabezudos (la ratita, el mago y el payaso). Y detrás los dulzaineros acompañando a los gigantes. El calor era sofocante (calor que también, sufrían las palletas de las gaitas), pero el ambiente de la calle era increíble. Yo soy malísimo calculando, así que no sabría decir cuanta gente había, pero varios miles. Recorrimos durante dos horas aproximadamente, las calles del centro de la ciudad. El agua que la organización entregaba durante el recorrido, era agradecida por nosotros, debido al calor del que ya he hablado. El final del desfile, nos llevó a la plaza, donde uno por uno, los grupos íbamos pasando y haciendo sonar nuestra música delante del escenario. Nada más terminar de desfilar, comenzó el desmonte de los gigantes. Decir que cuando ya habíamos terminado de desmontar, de guardar todo y estábamos subiendo al autobús para volver, aún seguían llegando participantes a la plaza.
Y así terminó un gran fin de semana. Un fin de semana de diversión, de música, y de estar con buena gente. 


 

lunes, 20 de junio de 2011

ROMERÍA DE LA HINIESTA (13/06/11)

Mucho había oído hablar de esta Romería, y por fin este año pude ir. Y no simplemente ir caminando desde Zamora hasta la Hiniesta, sino que participé activamente, tocando la gaita junto con los alumnos de la escuela de folklore de Zamora.
            Esta es una romería con muchos años de antigüedad (más de 700), y en ella los zamoranos acompañan a su patrona la Virgen de la Concha, hasta la vecina localidad de la Hiniesta. Al llegar al pueblo, y tras el baile de pendones a la entrada, la Virgen se reúne con su prima, la Virgen de la Hiniesta, y los alcaldes de ambas localidades se intercambian los bastones de mando. Con esta romería se quiere conmemorar lo acontecido hace muchos años, cuando la Virgen de la Hiniesta estuvo alojada en Zamora, mientras se terminaban las obras del templo de la localidad, Santa Maria la Real. Al acabar dichas obras, la Virgen de la Hiniesta regresó al pueblo, acompañada por la Virgen de la Concha.
La jornada comenzó tempranito para nosotros, a las 8 menos cuarto de la mañana, cuando quedamos para afinar los instrumentos, detrás del templo del que salía la Virgen de la Concha, la Iglesia de San Vicente (al lado del Teatro Principal). Allí comenzó el camino. Delante de todos, chicos y chicas de la escuela, tocando flauta y tamboril. Más atrás nosotros con las gaitas. Y acompañando a la Virgen, los dulzaineros. Y como no, la melodía que más sonó, ¿cuál fue? Pues si, la “Procesión de la Nuestra Señora de la Concha”. Al grito de, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, Cooooooooncha, empezaba la melodía que se quedó en las cabezas de todo el mundo ese día. Bueno, a mitad de recorrido, tocamos Adelaida, el Mandil de Carolina, algún pasacalle, pero para desengrasar nada más, luego siguió sonando la Concha. Antes de salir de Zamora, la Virgen entró en la Iglesia de San Lázaro. Esa fue la primera parada del día. Y es que durante la romería hay varios lugares donde se para a descansar, a tomar un refrigerio. Más o menos la mitad del camino, se paró para almorzar, frente a una fábrica de embutidos, donde sacaron platos de jamón, chorizo, etc.… para que los caminantes cogieran fuerzas. La parte final del recorrido, a mi fue la que más me gustó. Al llegar a la entrada del pueblo, la gente se agolpaba a ambos lados de la carretera, para coger sitio para ver el baile de los pendones, y el recibimiento de las autoridades de La Hiniesta. Pero fue en la entrada al pueblo donde más y mejor sonó la música. No cabía un alfiler por las orilla de la calle, y cuando enfilamos la cuesta que lleva al templo, y vi el gentío que había, se me puso la piel de gallina. Muy bonito. Una vez terminada la procesión, tocamos unas jotas en la calle, y con los bailes acabó la mañana. Yo no hice el viaje de vuelta, ya que me quedé ya durante todo el día en La Hiniesta, pero a eso de las 5 de la tarde la Concha vuelve para Zamora. Esta vez, entran por la carretera de Valorio, y en la ermita del Cristo de Valderrey se merienda, y sigue la música. 



                           

CLAUSURA ESCUELA DE FOLKLORE CAMARZANA (11/06/11)

Como cada año, la escuela de Folklore de Camarzana de Tera, al terminar sus clases celebra un festival de clausura, en el que los alumnos muestran lo aprendido a lo largo del año. Por propia experiencia, sé que la clausura es preparada a conciencia por parte de los alumnos. Los últimos días de clase, aparte de seguir aprendiendo cosas nuevas, se aprovecha para ensayar las canciones, y retocar los fallos que inevitablemente se tienen.
Yo este año elegí para la clausura, la jota chaconeada, “Dicen que casar, casar”. Es con diferencia la canción más complicada que he tocado en una clausura. El primer año, tocamos toda la clase de primero de gaita, solo con las punteras, varias piezas como por ejemplo Adelaida, El mandil de Carolina, Melodía de cintas, etc.…. El segundo año toqué la jota del ti Francisco (acompañado de Maria y Pablo), mientras que el tercer año, la canción elegida fue el Pasodoble da Fraga (más conocido como Rumbadeira) esta vez acompañado al tambor por mi padre.
En este acto de clausura se pueden ver todas las disciplinas musicales que se enseñan en la escuela. Empiezan las guitarras, y su variedad de canciones. Tocan bastantes, en grupo, en solitario, acompañados de otros instrumentos como violines, flautas, etc...
Después llega el turno de los bailes. Jotas, corridos, charros, etc.. a cargo de los cuatro grupos o niveles que hay. Me gustó mucho este año la actuación de las panderetas, que interpretaron varias canciones.
Y para finalizar, nos toca a los gaiteros y los dulzaineros, así como a los de percusión que acompañan a unos y otros.
Como dije antes, elegí la jota “Dicen que casar, casar”, y estuve acompañado al tambor por Herminio. Mentiría (y además no me creería nadie) si dijera que no estaba nervioso, y más aún cuando al empezar tuve un problemilla con la palleta de la gaita, pero bueno, toqué la canción y con eso me quedo.
Al finalizar la velada, la escuela nos obsequia con un aperitivo en el parque de Camarzana, donde por supuesto, hay música. Las gaitas y las dulzainas no paran de sonar, mientras que todo aquel que lo desea, sale a bailar a la pista.
Así se termina el curso de folklore. Ahora tenemos el verano por delante, para practicar lo aprendido, y coger con ganas el próximo curso.