lunes, 20 de junio de 2011

CLAUSURA ESCUELA DE FOLKLORE CAMARZANA (11/06/11)

Como cada año, la escuela de Folklore de Camarzana de Tera, al terminar sus clases celebra un festival de clausura, en el que los alumnos muestran lo aprendido a lo largo del año. Por propia experiencia, sé que la clausura es preparada a conciencia por parte de los alumnos. Los últimos días de clase, aparte de seguir aprendiendo cosas nuevas, se aprovecha para ensayar las canciones, y retocar los fallos que inevitablemente se tienen.
Yo este año elegí para la clausura, la jota chaconeada, “Dicen que casar, casar”. Es con diferencia la canción más complicada que he tocado en una clausura. El primer año, tocamos toda la clase de primero de gaita, solo con las punteras, varias piezas como por ejemplo Adelaida, El mandil de Carolina, Melodía de cintas, etc.…. El segundo año toqué la jota del ti Francisco (acompañado de Maria y Pablo), mientras que el tercer año, la canción elegida fue el Pasodoble da Fraga (más conocido como Rumbadeira) esta vez acompañado al tambor por mi padre.
En este acto de clausura se pueden ver todas las disciplinas musicales que se enseñan en la escuela. Empiezan las guitarras, y su variedad de canciones. Tocan bastantes, en grupo, en solitario, acompañados de otros instrumentos como violines, flautas, etc...
Después llega el turno de los bailes. Jotas, corridos, charros, etc.. a cargo de los cuatro grupos o niveles que hay. Me gustó mucho este año la actuación de las panderetas, que interpretaron varias canciones.
Y para finalizar, nos toca a los gaiteros y los dulzaineros, así como a los de percusión que acompañan a unos y otros.
Como dije antes, elegí la jota “Dicen que casar, casar”, y estuve acompañado al tambor por Herminio. Mentiría (y además no me creería nadie) si dijera que no estaba nervioso, y más aún cuando al empezar tuve un problemilla con la palleta de la gaita, pero bueno, toqué la canción y con eso me quedo.
Al finalizar la velada, la escuela nos obsequia con un aperitivo en el parque de Camarzana, donde por supuesto, hay música. Las gaitas y las dulzainas no paran de sonar, mientras que todo aquel que lo desea, sale a bailar a la pista.
Así se termina el curso de folklore. Ahora tenemos el verano por delante, para practicar lo aprendido, y coger con ganas el próximo curso.



2 comentarios:

  1. Espero que este verano nos deleites algun dia con las cosas nuevas (tambien las viejas) de tu repertorio.

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  2. Bueno, "anonimo" no sé como se dará el verano. Esperemos que como el anterior o mejor.

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