martes, 21 de diciembre de 2010

DÍA DE MATANZA EN COOMONTE (18-12-10)

Amaneció el día con niebla y fresco, un día propio de matanza. En Coomonte ya llevan unos años celebrándola de manera tradicional, una fiesta organizada por la asociación cultural del pueblo. Víctor, Javi, Luis Miguel, Paco y Manolo, vamos, nuestros amigos “Los Pepes”, nos invitaron a pasar el día con ellos, y a unirnos a la fiesta. Para ellos empezó a primera hora, cuando llevaron a cabo la matanza del cerdo. Rápidamente empezaron con las labores de limpieza, para dejar la carne del animal (previo análisis veterinario) lista para la cena de esa noche.
Yo llegué a mediodía, y lo primero fue el encuentro con los amigos en el bar. Unas cervezas y unas tapas, para acompañar una charla y revivir las anécdotas de lo que había pasado esa mañana en la matanza. Que si a ver quien lo mataba, que si no lo sujetaban en el banco, etc, etc…
A la hora de la comida el local de la asociación estaba repleto de gente. El menú, sencillo y riquísimo. Un guiso de patatas con carne de cerdo (de otro, no del recién matado) hizo las delicias de todos los que allí estábamos. Se suele decir, que cuando un guiso se hace en gran cantidad está más rico, así que este estaba riquísimo, porque solo había que ver la enorme olla, puesta al fuego de la leña que ardía en un solar contiguo al local. Un fuego que no dejó de arder en todo el día, y donde a media tarde se asaron castañas del Bierzo, donde nos calentamos los que salíamos a ver como iban las labores de despiece y fileteado del cerdo, y donde se asaron esos filetes para la cena. Ah, casi se me olvida el postre. Además de unas pastas de almendra riquísimas, también probamos los “coscarones”. Es un postre típico del pueblo, hecho de manteca de cerdo, miga de pan y miel o azucar. Quedan como una especie de migas, que hay que coger a pellizcos, hacer una bolita y comérselo. Eso sí, una pequeña cantidad, porque con esos ingredientes, es una bomba de relojería.
Hay algo que no puede faltar en una celebración como ésta. La música. Teníamos aún el cuenco de patatas por la mitad, cuando empezaron los cánticos: “A la luz del cigarro yo fui al molino…….” “Esta noche ha llovido mañana hay barrooooo…..” etc, etc.
Pero lo bueno vino después de la comida, cuando actuaron “Los Pepes” con sus dulzainas y sus cajas. Yo colaboré con ellos tocando varias piezas con la gaita. La gente que quedaba formó un pequeño baile, donde todos disfrutamos, con las jotas, los pasodobles, valses y demás sones.
La tarde la pasamos, además de dar cuenta de unos cafés en uno de los bares del pueblo, jugando a las cartas, ya que dentro de los actos de la jornada, estaba un campeonato de brisca.
Yo particularmente disfruté mucho de este día. Me hizo recordar esos años cuando celebrábamos por todo lo alto el día de la “yada”, como se le llama en Uña. Un día donde la familia y los amigos se juntaban y pasaban un día, de trabajo por las mañanas y de celebración por las tardes. De hermanamiento en resumen. Hay que agradecer a la gente de Coomonte, y a mucha otra de otros lugares, que mantengan viva esta tradición.
Vista aérea de Coomonte
Calle de Coomonte

(Fotos de la web www.coomonte.com)

sábado, 11 de diciembre de 2010

Cena del grupo

Después de todo un verano de acá para allá con los instrumentos a cuestas, nos apetecía hacer una fiesta propia. Una cena donde pasar un rato agradable, comer y disfrutar de la música y de los amigos.
Nos costaba encontrar el momento adecuado, pero como el año ya tocaba a su fin, y nos metíamos de lleno en las fiestas navideñas, decidimos que ya era el momento de hacerla. ¿No es la época ahora de las cenas de empresa? Pues nosotros también tenemos nuestra particular cena de empresa. A la cena fuimos todos los del grupo y nuestros amigos de Coomonte, “Los Pepes”.
No nos parecía buena idea la de ir a un restaurante, ya que sobretodo al terminar la cena, lo que nosotros queríamos era tocar, cantar y bailar. Así que muy amablemente, Maria, Maria Jesús, Luis Mari y Borja, se ofrecieron para hacer la cena en su casa, en San Cristóbal. La comida fue abundante y muy rica, preparada por la abuela de Maria. Unas cazuelas de callos, asadurilla y carne guisada, entremeses de jamón, cecina y queso, y dulces variados de postre. Todo regado con buen vino, y por un aguardiente de hierbas que Borja llevaba preparando casi un mes, y que tuvimos el honor de degustar ese día por vez primera. Y es que, como alguien comentó en nuestra página de facebook, “el folklore es lo bueno que tiene, comida y bebida nunca falta”
Aún estábamos en los postres, cuando no pudimos aguantar más. Gaitas en ristre, las notas de la Rumbadeira empezaron a sonar, y a partir de ahí todo fue rodado.
El repertorio fue extenso, y las jotas, pasodobles, valses, etc, brotaron de las gaitas y las dulzainas.
En resumen, una noche fantástica, con música de gaita, dulzaina, pandereta, bailes y sobretodo, una noche de estar con los amigos y de disfrutar.
Ya contamos las horas, para volver a reunirnos.





sábado, 20 de noviembre de 2010

DE CONCIERTO EN MIRANDA (1 de Agosto de 2010)


¿Qué nos separa a los zamoranos de Portugal? Una raya. Si, solamente una raya. Eso que antiguamente se llamaba frontera, y que había que parar al llegar a ella. Pues hoy solamente queda la raya, bueno, una caseta y unas cadenas al lado de la carretera. Y si hablamos de la música y las tradiciones, pienso que no nos separa ni siquiera eso. Si hay un lugar donde la música tradicional es parecida (por no decir igual) a la de Zamora, es Portugal. Más concretamente la región de Tras Os Montes, donde está ubicada Miranda do Douro. 

Todos los veranos, cientos de personas acuden a Sendim (a 21 Km. de Miranda) al Festival Intercéltico, donde se puede disfrutar de la música y del ambiente que se respira. Los días posteriores, se celebra un festival itinerante denominado “L burro i l gueiteiro” (El burro y el gaitero), que recorre durante varios días las localidades próximas a Miranda.
           
Este año, como preámbulo de ese festival itinerante, se celebró en Miranda, la noche del 1 de agosto un concierto, precedido de una exposición de instrumentos musicales ibéricos, que también se había desarrollado los días anteriores en Sendim, y de la proyección de un documental sobre el festival “L burro i l gueiteiro”. El plato fuerte de la noche era la actuación de Galandum Galundaina, grupo mirandés de música tradicional.

La exposición era una pequeña muestra de instrumentos tradicionales bastante interesante. Gaitas, flautas, zanfonas (algunas de ellas de Leovigildo Santamaría, de Ferreras de Abajo), además de un pequeño taller de palletas, estaban a disposición de aquel que quisiera hacerlas sonar.
Estaba en un pequeño local al lado de las ruinas del Castillo de Miranda. El Castillo está situado en la parte alta de Miranda, al lado del río, y está considerado Monumento Nacional. Sólo quedan en pie las paredes, que encierran un solar con un pozo en medio. Quedó en ruinas debido a la explosión, en el año 1762, del almacén de pólvora. Fue debido a un cañonazo de las tropas portuguesas sobre las españolas, cuando estas ocuparon la plaza de Miranda. Conserva solo la Torre del Homenaje parcialmente dañada, algunos paños de muralla, torreones arruinados y la Puerta de la Traición.
Merece la pena dejar el coche a un lado, y caminar por las calles de Miranda. Se respira tranquilidad y sosiego. En el centro histórico del pueblo, en el antiguo Ayuntamiento (un edificio del siglo XVII) se encuentra el Museo de la Terra de Miranda. Un museo donde se pueden ver piezas arqueológicas, juguetes antiguos, trajes regionales, monedas, cerámicas y atuendos de las fiestas rituales del solsticio de invierno, entre otras cosas. Esta información la he sacado de la red, ya que nunca he tenido la oportunidad de verlo, ya que las veces que he ido estaba cerrado. Pero me lo apunto como asignatura pendiente, y en cuanto pueda lo visitaré.
Uno de los monumentos más importantes, por no decir el más importante, de Miranda es su catedral. Data del siglo XVI, y tiene dos torres de estilo renacentista. Pero lo que más me gusta es que desde el mirador que hay al lado se pueden contemplar las maravillosas vistas del río Duero.


Y por la noche llegó la hora del concierto. Después de ver el documental, del que por cierto me enteré lo justo, ya que el portugués (bueno el mirandés más concretamente) no es lo mío, salieron al escenario los Galandum Galundaina. Yo les había escuchado en contadas ocasiones, pero nunca les había visto en concierto. Y me gustaron. Me gustaron mucho. El concierto era en el castillo, del que ya hablé anteriormente. Al principio no había mucha gente, pero durante el documental se fue llenando, y al final el castillo presentaba un aspecto inmejorable. El ambiente se inundó de la música tradicional, de los sonidos de las gaitas, las dulzainas, la flauta y sobre todo de la percusión.  El grupo presentaba su nuevo disco, “Senhor Galandum”, aunque tocaron canciones de todo su repertorio. Nos fuimos de allí con buen sabor de boca. La verdad, no me había ido aún, y ya estaba deseando volver. Y si Dios quiere, repetiremos la experiencia, de pasar un día de tranquilidad, y de música en Miranda do Douro.






martes, 26 de octubre de 2010

VI DESFILE DE LA MÁSCARA IBÉRICA. ZAMORA (24 de octubre de 2010)


 Hasta ahora (dos entradas nada más), solo había escrito sobre acontecimientos en los que había participado activamente. Hoy, y muchas más veces seguramente, escribiré sobre algo en lo que fui un mero espectador.
Este fin de semana Zamora acogía por primera vez (siempre se había celebrado en Lisboa) el encuentro de la Máscara Ibérica. ¿Qué es eso de la máscara ibérica? Pues una reunión de las diferentes máscaras que salen en los pueblos de Zamora, Galicia, Asturias, Portugal, etc., etc. Una vuelta a los ancestros, a las costumbres de los pueblos que en determinadas fechas vuelven a hacerse patentes. Y estos tres días, se reunieron en Zamora varias mascaradas. Actos de todo tipo tuvieron lugar durante el viernes, el sábado y el domingo, como conciertos, un mercado con productos de Portugal, exposiciones de las distintas máscaras, etc. 
El domingo se celebró el desfile de todos estos grupos. Por la calle Santa Clara, pasaron en algo menos de dos horas, los diferentes personajes que recorren las calles de los pueblos, cada uno en sus fechas señaladas. Y pasaron haciendo de las suyas, igual que hacen en sus pueblos. Correr detrás de niños y mayores, asustarles con sus caras de diablos, con sus palos, con sus tridentes, con sus cuernos y con sus tijeras extensibles.
Pasado el mediodía, partían del Parque de la Marina de Zamora, los diferentes grupos llegados de distintos puntos de la provincia, así como de Portugal, Galicia y Asturias. Poco a poco fueron llenando de color y música (música tradicional, como no podía ser de otro modo) la calle de Santa Clara.
Vaca Antrueja de Pereruela de Sayago
El Pajarico de Villarino Tras la Sierra




               Uno de los grupos de mayor colorido eran los “Boteiros” de Viana do Bolo en Ourense (Galicia). Con sus enormes penachos de colores varios y llamativos danzaban al ritmo de los enormes bombos que portaban. Llamaba la atención como hacían sonar azadas a modo de percusión, usando martillos o llaves (de las de antes, que con su tamaño suenan bastante mejor).

"Boteiro"




   













Varias agrupaciones llegaron de pueblos de Portugal, como por ejemplo los “Caretos de Lagoa” y los “Caretos de Lazarim”, provenían de las localidades de Mira y de Lamego respectivamente.      
         

Caretos de Lagoa
Caretos de Lazarin







Uno de los más conocidos es el Zangarrón. Ese diablo que con su tridente recorre las calles de Montamarta los días de año nuevo y Reyes, persiguió ayer a la gente por Santa Clara.
También de Asturias llegaron grupos, como los Sidros de Valdesoto, ataviados con pantalón blanco, faja roja, y cuerpo de paja. Una gran bandera asturiana presidía la comitiva, y no podía faltar la música de los gaiteros.
                De Ourense, concretamente de Xinzo de Limia llegaron las “Pantallas”. Unas máscaras que recordaban, salvando las distancias, a los carnavales de Venecia, con unos rasgos más finos, y menos toscos que los demás. Eran los que más acompañamiento musical llevaban, ya que les acompañaba la banda de gaitas de la localidad orensana.
  


 
















            
               De Llamas de la Ribera en León, vinieron los Guirrios. Danzantes con grandes penachos, que abrían y cerraban durante sus danzas, como si fueran las colas del pavo real.














Y para cerrar el desfile, dos localidades zamoranas. Palacios del Pan, con su “Vaquilla” y los “Carnavales” de Villanueva de Valrrojo. 

Vaquilla de Palacios del Pan
Carnaval de Villanueva de Valrrojo













               



                Fueron más los grupos participantes, pero solo he hecho referencia a los que me llamaron más la atención. Seguramente los que aún no he nombrado serían tan interesantes como estos, pero he querido reflejar lo que se quedó en mi memoria (y en la de la cámara de fotos), como simple espectador.
Los demás grupos participantes fueron:
El Zangarrón de Sanzoles, La Filandorra de Ferreras de Arriba, El Tafarrón de Pozuelo de Tábara, La Vaca Bayona de Almeida de Sayazo, Los Cencerros de Abejera, Las Máscaras de Vilaboa de Vinhais, O Velho de Vele de Purco y el Chocalehiro de Bemposta.
               Al filo de las dos de la tarde, todos los participantes habían llegado ya a la Plaza Mayor de Zamora. Plaza que estaba engalanada, ya que durante todo el fin de semana, acogió la segunda edición del Mercado Medieval. 
              

     
 


 Un Mercado Medieval que no estuvo ubicado sólo en la Plaza Mayor. También las Plaza de Viriato y Claudio Moyano, acogieron los diferentes puestos. Puestos en los que se podían adquirir productos de artesanía, de alimentación, etc. Igualmente se podía ver como se fabricaban allí mismo algunos productos. Así, se podía ver como cisnes de cristal salían de las manos de un vidriero, como un artesano hacía y reparaba trillos (ya en desuso, a no ser por las mesas que adornan muchas casas), o como el panadero hacía bollos preñaos. También las aves tenían un rincón en este mercado. Águilas, buitres, búhos, hacían las delicias de pequeños y mayores. Todo esto amenizado con diferentes pasacalles musicales, y desfiles de cabezudos.


miércoles, 13 de octubre de 2010

FIESTA DE LA VENDIMIA. TORO 10 de Octubre de 2010

Otra vez el señor Isidro nos reunió para ir a tocar. Como cada año se celebraba la fiesta de la vendimia en Toro, la cuál está reconocida como fiesta de interés turístico regional. Se celebran tres días de fiesta con diversos actos, y de los más esperados era el del domingo, el desfile de carros engalanados.
            Decenas de carros (en esta ocasión fueron exactamente 56) procedentes de la misma ciudad de Toro, y de otras localidades de la provincia, desfilan por las calles de la localidad, adornados para la ocasión. Es como un regreso al pasado, ver las uvas en grandes talegas (talegones), en los carros tirados por burros en su mayoría, caballos, e incluso algún pony. Mayores y niños iban ataviados con la ropa de campesino de principios del siglo XX, luciendo cestas de uvas adornadas, que luego eran objeto de concurso.

Y allí estábamos nosotros, Miguel Ángel, Pablo y yo con las gaitas, y Estrella, Nino e Isidro con los tambores. A eso de las 11 de la mañana llegamos a Toro, y tras reunirnos todos en un punto de la ciudad fuimos hacia la Plaza de San Francisco, de donde partía el desfile. Allí tuvimos una larga espera, pues el comienzo, que estaba previsto para las 12 y media de la mañana se demoró un poco. Pero no nos aburrimos. Calentamos motores, y las notas de “Adelaida”, “El mandil de Carolina, el “Bailache” y de varias canciones más, empezaron a salir de nuestros instrumentos. También aprovechamos para ver los diferentes carros, ya que luego en el desfile no íbamos a poder hacerlo.  

Por fin llegó el momento, y los carros echaron a andar. No todos, pero si la mayoría de los carros llevaban acompañamiento musical. Las calles de Toro se inundaron de los sonidos de dulzaina, de gaita y de flauta y tamboril. El desfile, como ya dije anteriormente, salió de la Plaza de San Francisco, y siguió por la calle Sol, Santa Marina, y tras pasar por la Puerta del Mercado, enfilamos el camino hacia la Plaza Mayor. Mucha gente, sobretodo en el último tramo del recorrido llenaba las aceras para ver pasar todo ese conjunto de carros.
       
Al finalizar el desfile, se entregaron los premios a los mejores carros, a las cestas mejor adornadas, etc., etc.… para entonces nosotros estabamos dando buena cuenta de unos aperitivos en las inmediaciones de la Plaza Mayor.
            Y así pasó una jornada más de música, de diversión con amigos. Y con ganas de repetir el año próximo.





          

                                                     
           

PRESENTACIÓN

La escuela de folklore de Camarzana, además de para aprender a tocar algún instrumento, nos ha servido para conocer gente y hacer amigos. Amigos con los que pasar buenos momentos, con los que tocar juntos esa música tradicional que tanto nos gusta. Este año (2010) nos hemos juntado varias veces para tocar, hasta el punto de que hemos formado un grupito, y le hemos puesto nombre, “FoleFeroz”.
Durante el verano, han sido varias las veces que hemos cogido los instrumentos, y hemos salido a tocar. Fiestas, celebraciones particulares, hasta alguna boda. Cualquier excusa es buena para coger la gaita y el tamboril, y tocar.
De todas esas actuaciones, queda el recuerdo en nuestras cabezas, en las fotos, pero me pareció buena idea hacer una recopilación de esos momentos, y plasmarlos en un blog. ¿Por qué no compartir y exponer los buenos momentos?
No quiero extenderme mucho en esta primera entrada, así que solo daré unas pequeñas referencias de algunos de los eventos en los que hemos participado:

1-Santa Marta
Se puede decir que este día comenzó todo. En el solsticio de primavera (21 de marzo), se produce en Santa Marta de Tera un fenómeno llamado “Luz equinoccial”.
Ese día se reunió mucha gente para ver en directo el fenómeno, después se celebró una misa, y al terminar hubo un aperitivo con productos de la zona, amenizado por la música de las gaitas y las dulzainas de la escuela. 

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2-Fiesta de Coomonte (24/04/10)
Eran las fiestas de Coomonte, y salimos en pasacalles por el pueblo. Pasamos una tarde maravillosa, que terminó en una buena merienda ofrecida por una de las peñas del pueblo







3-Corpus Uña (13/06/10)
Este fue para mí un día especial, porque era la primera vez que tocaba en mi pueblo. Era la fiesta del Corpus, a la salida del rosario de la tarde. Tocamos un ratito en la plaza, y después en pasacalles hasta el chiringuito del río.










4- Clausura (19/06/10)
El día que termina el curso en Camarzana, alumnos y profesores actúan para todo aquel que quiera asistir. Yo toqué con mi padre, el “Pasodoble da Fraga”, más conocido como la “Rumbadeira”.








5- Boda en Calzadilla (26/06/10)
Por mediación del señor Isidro, fuimos a amenizar una boda a Calzadilla de Tera. Tarde que amenazaba lluvia, pero que al final nos respetó el tiempo.
 






 

6- Sardinada Uña (26/06/10)
Nada más acabar la boda en Calzadilla, salimos hacia Uña de Quintana para tocar en la sardinada, que durante los últimos años se viene celebrando el sábado anterior o posterior a San Juan. Ese día nos dieron las mil y una en la Plaza.





7- Gigantes de Camarzana (07/08/10)
Fue mi primer día con el grupo de Gigantes y Cabezudos de Santa Cristina de la Polvorosa. Estos encuentros son muy divertidos, consisten en una exposición de los gigantes y un posterior pasacalle. Durante la exposición hay mucha música, entre la gente del grupo y con gaiteros de otras asociaciones, se tocan varias piezas para amenizar la espera
 
 


8- Mercado Astur (08/08/10)
Otro de los actos del verano, el mercado Astur-Romano de Santibañez de Vidriales. Vestidos de Astures, amenizamos la tarde en el mercado donde distintos artesanos, exponían y vendían sus productos.

9- Gigantes de Zamora (29/08/10)
Plaza de primera categoría. Tocar en Zamora era algo que nos daba respeto, pero nos lo tomamos como algo divertido, y así fue. Vestidos con trajes tradicionales, desfilamos por las calles de Zamora, para acabar tocando en solitario en medio de la Plaza Mayor, delante de cientos de personas. Increíble.